28 abril 2007

unos recuerdos

Hace un rato paseaba por mis blogs consentidos y en
"Esos pequeños detalles que detestamos de nuestra infancia"
de Mariana H. de dixo, puse el siguiente comentario:

Oh si, lo recuerdo...
• El olor del salón después de la clase de educación física
• Que la maestra no te de permiso de ir al baño, una vez me pasó ¡cuando me estaba sangrando la nariz!
• Que no te dejaran hacer exámenes si no habías pagado la colegiatura
• Cuando un maestro la trae contra tí, es nefasto
• Que el día de llevar pants se te vayan las cabras y lleves los zapatos puestos, que osote
• Que el niño que te gustaba le preguntara a tu amiga tus calificaciones, ¡chale, qué nerd! (me pasó)
• Que te dieran un balonazo en la panza, la cabeza, o se te rompieran las uñas en volibol
• Los niños que se la pasaban jodiendo (lo peor eran las bolitas de papel babeado que "escupían" con sus cerbatanas de pluma bic, guácala)
• Si nos fijamos bien, sobre todo en muchísimas niñas de secundaria, el no quitarse el suéter o la chamarra por más calor que hiciera (¿el oso de que vean tu proceso normal de desarrollo: olores, vellos, tamaños y formas???, perdón, pero creo que es la neta)
• Que tu amiga te pida ¡una mordida de tu manzana!, no es por payasa pero qué asco
• Que te cachen copiando
• La toalla eterna que había en los baños de una escuela en la que estuve estaba cosida como banda sin fin, mediría unos 6 metros fácilmente y las chavas más grandes también le daban uso de kleenex y papel de baño, entre otros (¡¿?!)

Hay muchas cosas que podríamos contar de la infancia, ¡pasaban tantas cosas!

20 abril 2007

cochinillas...




Pues si, como dije hace unos días, investigué más sobre las cochinillas.
A veces es mejor quedarse con la idea que uno tiene de algo y no andar de chismoso, como me ocurrió.
Resulta que las cochinillas pueden contagiar enfermedades y que la mayoría son estéticamente feillas.
En fin, trataré de no pensar mucho en las que no son chistosas, y a pesar de que en general lo Disney me da mucha flojera y procuro evitarlo porque mi religión me lo pide (digo, yo ni religión tengo, pero es un decir...) me quedo con las que hicieron para la película de Bichos con todo y que no la he visto, ja.

15 abril 2007

si creo

Tal vez suene extraño lo que voy a “decir” aquí, ni modo.
Yo creo que Dios ha querido que siga acá en este mundo, digo, quién sabe por qué, o igual todos los que andamos en el planeta somos muy muy resistentes, tenemos algo así como muchas vidas, así como dicen de los gatos. Digo, no por eso vamos a estar jugando peligroso todo el tiempo, pero de que aguantamos, aguantamos.
Si fuera solamente por las leyes normales de la vida, tal vez ya me habría pirado hace un buen rato (bueno: me hubiera muerto, “pirada” ya estoy un poco). Explico por qué digo todo esto: una vez, cuando era pequeña, dándole vueltas a una lanchita alrededor de una alberca me caí y no había nadie alrededor como para sacarme y yo ni idea de cómo nadar, después de un rato se aventó mi tío y me rescató. Recuerdo que estúpida o ingenuamente (o ambas) “gritaba” allá bajo el agua y al parecer trataba de quitarme el agua de la cara porque quedé rasguñada y toda la onda. Después, ya estando en la primaria me enfermé de tifoidea y como si estuviéramos en el siglo antepasado, me llevaron al homeópata y a puro chochito o por obra natural de mi organismo me curé 6 meses después. Me acuerdo que no me sentía muy bien, que me veía bastante mal, estaba flaca, pálida y ojerosa (más de lo normal en mi), y que durante esos meses estuve a dieta blanda: nada de grasas, en fin. Y era una preocupación cuando me iba a hacer los análisis de sangre para ver si seguían los bichos felices adentro de mi, porque por mucho tiempo siguieron apareciendo (digo: ¿6 meses!!??). No me explico muy bien cómo es que funcionaba mi cerebro, andaba como zombi. Por supuesto que perdí el año escolar.
Otra vez que me pasó algo un poco rudo fue cuando me caí de un banco mientras jugaba en el jardín de mis abuelos con mis hermanas. El asunto no fue sólo que me cayera del banco, ese banco me llevaba a las alturas para alcanzar lo alto de la resbaladilla, en donde estaba mi hermana haciendo el papel de Julieta. Yo era Romeo y estaba supuestamente en el balcón, cuando se me balanceó el banco, se cayó y me imagino que me agarré de la resbaladilla para no caerme, pero mi peso hizo que se viniera encima de mi mandando a mi hermana volando al cemento, la pobre sufrió una fractura en la muñeca... Yo caí entre el pasto y la tierra, y la resbaladilla (que en realidad no pesaba demasiado) rebotó un poco en mi boca. Tal vez por eso tengo los dientes más chuecos de la cuenta y mi cara está un poco deforme. ¡Chale!, le estoy echando la culpa a una resbaladilla, cuando mis genes son los que tienen que ver en el asunto.
Y casi para terminar con la historia de mis accidentes, durante el regreso a la ciudad con mis hermanas y mis padres, hace unos 20 años ya, jugábamos a las cartas en la carretera y de pronto nos estampamos creo que con una pipa. Yo recuerdo entre sueños que la ví muy cerca, si no es que frente a nosotros, y grité, o gritamos. Después el trancazo y tierra por todos los lados posibles, en serio: el pelo, las orejas, las uñas, la boca… La cosa es que nos salvamos. Dios nos salvó, el vocho, la física, el llano, qué se yo, la cosa es que nos pasó bastante poco, pero el accidente estuvo bien grueso.
Después de esas experiencias ninguna ha sido parecida, aunque debo confesar que la depresión a veces me visita y no es nada fácil lidiar con ella. Gracias a los seres queridos, a mi psicoterapeuta y por supuesto a mi voluntad, ando por la vida.
Hoy solamente puedo (y es mi obligación) darle las gracias a todos los que han estado conmigo cuando más los he necesitado, eso incluye por supuesto a Dios.

adiós

10 abril 2007

los 3 mosqueteros

Definitivamente no es lo mismo los tres mosqueteros que veinte años después. Lo sabía. Sabía que a partir de los 30 tenía que cambiar varias cosas si es que quería verme y sentirme joven (conste que no dije bien, porque eso implicaría mucho mucho más esfuerzo, sacrificios, gastos y tal vez demasiado sufrimiento)
Entonces, si no hago caso de todo ese asunto pues no tengo por qué quejarme. Oh si, los años me pesan, y más aún si no estoy acostumbrada al ejercicio, la buena alimentación, en fin: a la disciplina. Siempre pongo pretextos del tipo: - ya mejor hago ejercicio hasta la tarde, porque acabo de desayunar, o – híjole, ya me bañé y guácala eso de andar sudorosa y apestosa por la vida (bueno, ese me parece sensato)
De la dieta no puedo decir que como muy mal, pero si quiero algo engordador no me limito. La verdad como lo que puedo y todo lo que quiero, o al menos casi siempre.
Y bueno, respecto a los tres mosqueteros… qué tiempos aquellos cuando tenía 14 o 15 años (chale!, ya pasaron otros tantos…), entonces me sentía hermosa, debo confesarlo después de tanto tiempo. Era tan vanidosa que ni yo me soportaba. Aunque no me gustaría volver a aquellos tiempos hay cosas que extraño: entonces no tenía ni pizca de celulitis y ninguna estría, es más, creo que no tenía pancita ni lonjas alrededor de mi torso. Ah!, qué padre era eso y qué mal que no supe disfrutarlo lo suficiente, creo que entonces todo era hacer tormentas en un vaso de agua.
Hoy me cuesta tanto bajar 2 o 3 kilos, ya sea con dieta, con ejercicio o con magia, es tan pesado, tan difícil, ¿qué pasa con mi metabolismo??? (caracoles!)

M.

¿qué onda con las cochinillas?

La verdad es que a mi me parecen animalitos muy lindos, y lo digo en diminutivo porque son animales pequeños, no solamente por lo cursi que soy.
Mi pregunta va porque como que no entiendo bien qué hacen en su vida, o más bien no la conozco y bueno, seguramente terminando de escribir esto iré a investigar un poco para no estar de plano “en ceros”.
Cuando era chica observaba a los bichos observables dentro de mi ambiente: o sea la casa, la escuela, el patio de mis abuelos, las macetas. Digo, era lo más cerca que podía yo estar de la naturaleza, pero creo que para mí fue suficiente y no me quedé con muchas dudas. Las cochinillas las recuerdo como animales más bien solitarios, viajeros terrestres que “buscan” siempre un lugar fresco, con sombra y húmedo: lo típico sería bajo una maceta de barro. Sólo eso sé de las cochinillas y bueno, tengo otras observaciones, pero nada fuera de lo común (creo).
En mi caso y en mi casa también, convivo por la vida con esos animalillos (y con otros también, que no son el tema hoy), y cuando noto su presencia es porque o andan como perdidas o se pierden a propósito como para suicidarse o algo así. Resulta que se hacen bolita y así se quedan imagino que inmóviles hasta que pasan varios días y es cuando alguien mejor las barre y se las lleva a otra parte.
Eso es lo que sé del fin de sus vidas, tal vez nos ven o “presienten” que no hay remedio, que sólo hay peligro y se asustan, por decirlo de alguna forma, entonces se hacen bolita y esperan para siempre a que las cosas “cambien”. Bueno, tal vez mi imaginación está yendo demasiado lejos y a veces eso prefiero… (Sería bueno creer que lo que hacen al “enroscarse” es como teletransportarse a un mejor lugar, o a un medio conocido, que es un mecanismo natural de supervivencia al sentirse vulnerables y sólo dejan su cuerpecillo hecho pelotita para aparecer en otro lado. No es otra cosa, sólo mi imaginación, lo juro) Digo que eso prefiero a imaginar que probablemente yo de alguna manera contribuyo a la muerte de esos animales porque sí, debo aceptar cierta culpa en cuanto a que me resulta yo creo que imposible aguantar las ganas de hacerlas rodar un poquito cuando las veo. Creo que no es por maldad, de veras, si lo fuera, más bien las apachurraría: les daría un pisotón, o cosas más perversas que prefiero no pensar.
En fin, las cochinillas me parecen animales hasta bonitos, específicamente las que son más boluditas, oscuras y brillantes, las que pueden hacerse bolita de verdad (o esferita, pues).
La banda de mi chavo (los asteroides) tiene una canción que se llama “paseo infinito a un lugar no determinado” y originalmente tenían la idea de hacer el video de la rola con una cochinilla como protagonista. Cuando supe de la idea y todo el concepto me pareció padre y bien interesante, sólo que a la mera hora no se hizo, qué desilusión.
Yo espero con estas poquitas líneas hacer una especie de mini homenaje a estos “bichos” tan extraños como buena onda, y una especie mucho más antigua que el homo sapiens sapiens.
Adiós.