17 noviembre 2007

calladita calladita

Desde niña me decían que qué calladita, que qué tímida. Hasta mustia me han dicho, mosca muerta y demás piropos, qué le voy a hacer.
Yo era de esas niñas que se esconden tras la falda de su mamá, que hablan quedito, que todo les da pena...
No pedí ser así; o así me fué haciendo la vida o mis genes no son de presumir.
Y bueno, de verdad que ser como he sido a veces me ha hecho pasar momentos desagradables, pero poco a poco y ya con los años encima, habiendo dejado mi pubertad atrás aquellas cosas son prueba superada (¿o casi?)
Hoy queda un poco de esa personalidad, soy algo introvertida, no acepto tan fácilmente salir de fiesta, pero bueno, cuando salgo me se divertir y en general la paso muy bien.

14 noviembre 2007

ésta es mi vida...

2 y media y apenas desayuné un yogurt bebible de fresa.
Me decía mi padre apenas que hay que hacer ejercicio, cuidarse... yo incluyo eso de comer bien y a sus horas, pero esta vida que uno lleva no es sana, no está bien, ¿qué le vamos a hacer?
No, no, pues como está mal, o cambia uno sus hábitos o se atiene a las no muy agradables consecuencias.

Tengo hambre, estoy mareada y, como decía hace un rato no me siento muy bien, ando como dicen algunos: bajoneada. Y bueno, lo mejor será olvidar y "echar pa' lante".

Milagro s

No se si ese es el milagro que pedía.
Han pasado cosas que me sorprenden, otras que me asustan, otras que me hacen sentir bien (como el cariño de las poquitas personas que para mi en verdad valen la pena) y otras que me hacen sentir del cocol.

Hoy, ahorita, me siento chinche porque no sé qué hice yo para ser tratada como "shet".
Cuando las personas no tienen la prudencia o la delicadeza o no se cómo decirlo, de tratarme como persona (ya no digamos como princesa... jajajaja) no merecen que yo las busque ni siquiera para preguntarles cómo están o qué bronca tienen.

La neta es que en estos días siento una vibra bastante pinche a mi alrededor, como que no hay respeto ni armonía, está del "nabo".

Espero aún un milagro pero sé que tengo que poner mucho de mi parte para que ocurra, porque para mi los milagros sólo suceden con cierto esfuerzo o sacrificio (no forzosamente sufridor) de parte de quien lo pide.