13 enero 2012

una editorial moribunda

Llevo mucho tiempo sin escribir aquí y ahora es tiempo de hacerlo, creo.
Estoy triste porque mi trabajo ya no es satisfactorio. Hace aproximadamente un año que las cosas empezaron a cambiar allá, al menos así lo percibo o lo percibimos muchos... Estoy, además, "abatida", como diría el hijo de mi jefa.
Da mucha pena y dolor darse cuenta conforme pasa el tiempo, de la manera en que un enfermo terminal se acaba (por decirlo de una forma), duele también cuando una relación está desgastada y se siente o se ve venir el final de ésta. Y bueno, ahora, quizás en mi experiencia personal es menos doloroso, pero no deja de serlo (un poquito), darme cuenta y estar dentro de una editorial que aparentemente está por "quebrar".
Hace ya tiempo que vienen "chafeando", desde el filtro de los temas o títulos a publicar, la calidad y cuidado en la impresión y el cuidado editorial: el dejar cada obra con el menor número de errores posible. Considero que ese tiempo coincide con algunos cambios en las responsabilidades, en los responsables de las áreas, bueno, en este caso en particular, en haber permitido a la nueva responsable del área de edición hacer de ese departamento un desastre (así lo percibo en lo personal). Se le permitió echar a andar un proyecto mal planteado, defectuoso y separado de la realidad, y no sólo eso, sino que viendo los pobres resultados y el descontento de los elementos, dicho proyecto no se evaluó ni se cuestionó... Con el tiempo, ese proyecto se olvidó y quedaron en el aire las promesas firmadas y las esperanzas de mejores ingresos. También empezaron a notarse cambios en la personalidad de la nueva responsable, como actitudes de ira y falta de respeto tanto con los elementos que conformaban el equipo como con los autores, este comportamiento se acentuaba cuando las críticas acerca de sus responsabilidades se le hacían notar. Por otro lado, la mayoría de las personas que conocimos su trabajo como correctora, nos sorprendimos con su falta de dedicación y responsabilidad, y notamos que las prioridades ahora eran la velocidad y la productividad, dejando a un lado el cuidado de los detalles y la calidad.
Hoy me da pena darme cuenta cómo esta persona se ha ganado la enemistad y antipatía no sólo de los integrantes de su "equipo", sino de varios autores (me arriesgo, pero me atrevo a afirmar que la mayoría de éstos).
En fin, es increíble notar cómo en un año el departamento de edición está desbaratado, y aún así no parece haber respuesta ni preocupación alguna.
Yo sí estoy sorprendida, preocupada, desilusionada, inconforme y molesta, y a pesar de ello se que no servirá de nada expresarlo aquí ni en ningún otro medio.
Me parece que lo mejor en estos casos es alejarse del ambiente que a uno no le parece justo, profesional, cordial ni saludable en absoluto.

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