Se me enfriaron las manos y los pies, creí que era la ventana abierta a un lado de mi
pero ya me di cuenta de que es el miedo. Cualquier pequeño ruido que desentone con el resto me hace brincar.
Estoy sola: no debería tener miedo.
Mi sopa también se enfrió
y mi pelo
y la punta de mi nariz.
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